Without name o3ó

por **Darlynne** Dt Feb 08, 2011 7:15 pm

Bueno, subo una historia que no tiene nombre owó tampoco esta terminada (?) x3 pero bueno, si gusta supongo que intentaré continuarla un poco o algo asi xDD! A ver que os parece .o.

Introducción

Quizás es conveniente que explique algo antes de empezar.
Quizás porque no es una historia normal.
Quizás porque no es como piensas.
Quizás porque una mirada lo dice todo…
Cuando acabe de explicar, es posible que te creas lo que hay escrito, aunque también es posible que no. Haz lo que quieras. Pero sólo te pido una cosa: aprende algo de esta historia.
Aprende, que nada es lo que parece, que nada es lo que crees, y que lo que crees lo es todo.

Capítulo 1

-Mmmmm… AC/DC o Aerosmith… Aerosmith. A ver que hay. Get a grip… Dude… Love in an elevator… Nine lives… Taste of India… Nine lives! -click!-.
-¡Leah! Vamos, ¡que llegaremos tarde!
-¡Ya bajo! -luego dijo para sí misma- Que cansina con la puntualidad…
Fue a la cocina y cogió un chicle. Entre una gran variedad de marcas y sabores, escogió uno de menta azul. Le encantaba ese sabor. Bajó las escaleras y salió de casa. Fuera le esperaba la chica de siempre. Shirley. Era la delicia del instituto, de belleza pura. Tenía el pelo castaño claro, largo y con un pequeño clip que era un lacito azul, del mismo color que el uniforme escolar. Era de ojos marrones melosos, muy dulces y llenos de simpatía. Nada más salir por la puerta, le saludó.
-Buenos días Leah -le dedicó una gran sonrisa-. ¿Ya de buena mañana estás con el iPod?
Su iPod. El de siempre. Era blanco, pero ella lo llevaba con una funda negra, que tenía dibujos blancos y verdes. Era algo tétrico, ya que todo eran calaveras, rayos y cosas por el estilo, pero era bastante chulo. Y a ella le encantaba. Estaba repleto de su música, la mayoría rock de los 80 y los 90, aunque también tenía algo de rap, funk, y algo más.
-Sí, ¿y qué? -le refunfuñó con mal humor- Arggg… Es que no sé ni porque me molesto en ir. -Dejó ir un laaargo suspiro mientras se ponía los auriculares en los oídos-
-Yo te explicaré porque: primero, porqué es tu obligación como estudiante asistir a las clases; y segundo, -le apunto con el dedo en la nariz- porque tu padre es el propietario del instituto.
-Sheer, no lo intentes -suspiró de nuevo-. Bueno, vamos, que íbamos a llegar tarde según tú, ¿no? -Echó a andar y la miró de reojo- Venga, ¿a qué esperas?
La miró con algo de desesperación. La quería mucho aunque a veces fuera de lo más impertinente. No pudo evitar reírse por un momento. Por mucho que los años pasaran, Leah seguía siendo la misma de siempre. Una cría orgullosa.
-Ya voy… -le sonrió y la siguió-.

Anduvieron unos 15 minutos, hablando de temas bastante diversos. Cuando llegaron al campus del instituto, como de costumbre, la gente dejó de hacer lo que hacía para observarlas entrar. Era algo normal para ellas. Aunque cada una con su estilo peculiar, eran las más “populares”, por así decirlo. Shirley lo era por su dulzura, su gran encanto y su gran belleza. Eran muchos los que estaban locos por ella. Sin embargo, Leah era caso aparte. Era bellísima, eso nadie se lo podía negar. Sus ojos verdes como esmeraldas te atrapaban, y su pelo, corto, liso de color azabache era envidiado por muchas. Pero… hacía caso omiso a cualquier norma o cosa dictada en algún lado. Era norma en el instituto ir con el uniforme, pero ella no lo vestía. No llevaba aquel uniforme de camisa blanca de chaleco y falda azules. Ella vestía una camiseta larga verde sin hombros, y vestía debajo una camiseta de tirantes negra. Llevaba unos leggins viejos y desgastados con una falda verde oscura.
También llevaba un cinturón y una cadena de oro en el cuello. Además de vestir de forma extraña (para los demás, para ella era normal), tenía ciertas peculiaridades. Asistía a clase, pero no hacía nada allí. No atendía, pasaba de todo, y entregaba los exámenes en blanco. Aun así, inexplicablemente pasaba de curso. Y con muy buenas notas. Algunos decían que era cosa de su padre; pero sólo eran suposiciones, porque nadie sabía nada respecto al tema.
Cuando atravesaban el campus del instituto, cierta pelirroja y sus amigas se aproximaron. Ellas también vestían el uniforme, aunque con su toque. En vez de llevar la corbata a rayas del instituto llevaban una de color rosa chillón. Además, todas llevaban el pelo recogido con un coletero rosa también. La única diferencia que se presenciaba entre ellas era que la pelirroja, la que llevaba la voz cantante, tenía puesto un colgante con un corazón bastante grande. Cuando se acercaron a ellas, la pelirroja dijo:
-Vaya, pero si es la niñita mimada -Y ella y sus amiguitas echaron a reír-.
-Vaya, pero si es la pijita atontada -Leah le respondió con voz burlona, que hizo que Shirley soltara unas risitas y causando el efecto contrario en las otras chicas-. Ups, ¡perdón! ¿Te he ofendido? -la voz era todavía más burlona-. Jajaja, vamos Marlencita, ¿no tienes nada mejor que hacer que molestar?
-Número uno: no me llames Marlencita, me llamo Marlene. Número dos: ¿pero tú de que vas? Yo por lo menos hago algo en clase y no apruebo gracias a “papaíto” -Ella y sus amigas se empezaron a reír a carcajadas-.
Shirley le puso la mano en el hombro. Leah intentó morderse la lengua, aunque la tentación le pudo.
-Oh, es verdad. Que GRAAAN faena, pintarse las uñas, peinarse y ligar. Aich no, que tú no ligas. Siempre se me olvidaba que con lo borde y rancia que eres no te quiere nadie -le sonrió irónicamente-. Por cierto, no llores, ¡no vaya a ser que se corra el rímel!
Shirley no pudo evitar reir. Marlene dedicó una mirada furiosa y se fue de allí junto a todas mis seguidoras. Pero aun así, Leah gritó:
-¡No corras, no vaya a ser que se te vaya el maquillaje con el aire! -Marlene se giró, pero siguió su camino cabreada. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, entonces le dijo a Shirley- Querida Sheer, alguien me tiene que explicar algún día como una persona puede ser tan idiota.
-No seas mala persona -le sonrió dulcemente-. A veces la tratas un poco mal y te vas de la lengua. Deberías controlarte más -Al ver que Leah estaba en su mundo, chasqueó los dedos delante de su cara-. Oye, ¿me estás escuchando?
-Seeeh… ¡Pero es que me saca de quicio! En fin… -Tomó- Vamos para clase ya o…
Dejó la frase a medias. Un grupo de chicas estaba rodeando a alguien. Se acercaron y vieron a un chico de 15 años (su misma edad) flirteando.
Aunque quizás no era exacta la palabra. Le rodeaban y todas querían hablar con él, y él estaba con ellas bastante bien, aunque parecía que la situación se le iba un poco de las manos. Leah y Shirley se le quedaron mirando, y durante pocos segundos él las miró a ellas. Fue poco tiempo, pero los tres sintieron que algo iba a pasar. Algo malo. Algo bueno. Algo distinto. No sabían que. Pero sabían que sería diferente a todo lo que se vieron antes.